Las
piernas me transportan hacía delante o hacía atrás, me dan una dirección
propia, estabilidad, solidez y una base firme.
Representan
pues mi capacidad de adelantar en la vida, de ir hacia delante.
Mis
piernas me permiten ir o no ir al encuentro de la gente, acercarme o apartarme
de ella.
Mis
piernas reflejan pues todos los sentimientos que puedo vivir con relación al
movimiento y a la dirección por tomar y representan así todo el campo de las
relaciones con mi entorno.
Piernas
débiles me indican que hay poca energía que circula en éstas, lo cual denota en
mí una falta de seguridad, una incapacidad en quedarme de pie y a estar fuerte
delante de cierta situación o cierta persona.
Entonces,
tengo tendencia a ser dependiente de los demás. Busco mi apoyo y mi motivación
en los demás en vez de hallarlos en mi interior.
El
grosor de las piernas me da también informaciones: si tengo piernas pequeñas,
tengo más dificultad en conectar con el mundo físico, material y me gustaría
más delegar las responsabilidades que están vinculadas a ello en vez de
asumirlas.
Al
contrario, si tengo piernas gordas, éstas soportan un peso excesivo: las
responsabilidades que decidí tomar (sobre todo en el plano material) y no sólo
las mías, las de los demás que a veces acepté por
obligación.
Dolores
de en las piernas: Cuando hay dificultad con mis piernas, debo pararme y
preguntarme lo siguiente: ¿Cuál es la situación actual o qué veo venir que me
hace tener 370 miedo del porvenir? Resisto al cambio, me siento “paralizado” y
puedo estar tan asustado que tengo el gusto de “tomar las de Villadiego”; pero
¿es ésta la verdadera solución? Con quien tengo dificultades racionales que son
fuente de tensión y de conflicto? Adelanto y evoluciono cada día, cada momento,
y problemas en las piernas sólo manifiestan que existe actualmente obstáculos
que debo quitar para seguir mi camino hacía una felicidad más grande y una
armonía más grande. ¿Sea la que sea la nueva situación que se presente a mí,
puedo hacerme confianza e ir más allá de mi resistencia al cambio.
Parte
inferior de las piernas (pantorrilla) La parte inferior de mis piernas se halla
al nivel de la pantorrilla, la cual está sostenida por los huesos de la tibia y
del peroné.
Las
pantorrillas me permiten avanzar.
Representan
así una protección con relación a mi pasado mientras adelanto en la vida.
Si
me duele, o si tengo rampas en las pantorrillas, debo frenar mi ritmo. ¿Quiero
yo parar ciertos acontecimientos que me esperan o me dan miedo? ¿Tengo yo la
sensación de que se atropellan los acontecimientos, que todo va demasiado de
prisa?
Mi
cuerpo me dice que puedo tener confianza en el porvenir y que la vida se cuida
de mí.
Parte
superior de las piernas (muslo) La parte superior de mis piernas, a la altura
del muslo que está llevado por el hueso del fémur, refleja mi tendencia a
retener cosas, más frecuentemente vinculadas a mi pasado.
Si
vuelvo a vivir constantemente el pasado o si vivo culpabilidad frente a ciertos
acontecimientos, esto tendrá por efecto que se irá almacenando en mis muslos,
éstos se engordarán.
También
puedo haber guardado rencor o amargura. Es como si mi pasado me retuviese hacía
atrás y me impidiera ir hacia delante.
Mis
heridas y mis traumatismos me hacen “arrastrar la pierna”. Piernas gordas
pueden significar que almaceno demasiado (tanto en el plano material,
emocional, como intelectual), que guardo coas para “el caso en que por
inseguridad, por miedo a carecer de algo o de alguien.
Igual
como los esquiroles, hago reservas en previsión de una hambruna posible, pero
frecuentemente sin fundamento. Es bueno que “haga limpieza” para guardar sólo
lo que es benéfico para mí.
RODILLAS
Si
tengo problemas en las rodillas, debo interrogarme para saber si soy testarudo,
rígido, orgulloso.
Si
mis rodillas ya no responden, ¿vivo quizás un conflicto con la autoridad (mi
jefe, mis padres, etc.)?
¿Tengo
miedo de tomar cierta acción para ir hacía delante?
Tengo
yo la sensación de que debo “doblar” en cierta situación o deba “doblarme”
delante de alguien o algo?
Si
tengo fluidos al nivel de las rodillas( me inhibo emocionalmente contra el flujo
natural de los acontecimientos (resistencia al movimiento).
Si
mis rodillas están lastimadas, se puede tratar de arrogancia, testarudez
o una resistencia que hace que cualquier progreso y avance sea rígido o
doloroso.
También
puede que me desvalorice, me disminuya frente a mi físico o mis marcas
deportivas y entonces, hay muchas probabilidades de que me haga daño a las rodillas.
La
inflamación o el dolor puede indicar una rigidez frente a la autoridad o el
sistema de leyes vigentes.
Puedo
tener frecuentemente la sensación que debo obedecer (ej.: delante de un padre,
un profesor, jefe, incluso el cónyuge, etc.) y “esto no me apetece en absoluto”
Puede
que viva un conflicto mental, una obstinación egoísta a no dejar fluir o a
darme.
Los
daños óseos o de los tejidos blandos se vinculan con un profundo conflicto
interior
e implican el abandono, a un nivel más profundo, el abandono de mi ego y de mi
orgullo.
Por
esto, si quiero eliminar las dolencias que afectan mi rodilla, debo aceptar abrirme
al mundo que me rodea y aceptar que
pueda tener que cambiar mi modo de ser en ciertos aspectos.
En
el caso del higroma que afecta en particular a las monjas y monjes, debo
preguntarme cuál es el conflicto que vivo para con mi espiritualidad y las
implicaciones que conlleva en mi vida.
El
dolor que siento cada vez que me pongo de rodillas (para rezar por ejemplo) me
recuerda mi conflicto interior y la necesidad de decidir por mí mismo lo que quiero en mi vida y hacer los
cambios apropiados.
Acepto
arrodillarme delante de alguien o una situación, o quizás simplemente, delante
de la vida en general, para poder recibir ayuda y abrirme a una nueva realidad
que no podía ver antes ya que estaba encarcelado en mi propio universo. Y tengo
todo el potencial necesario para acepta nuevas responsabilidades.
Si
vivo frustración y culpabilidad porque me doy cuenta que siempre quiero tener
razón y que mi deseo de potencia social superior es insaciable, me paro y me
cuestiono sobre mis verdaderos valores para volver a lo esencial y para
permitir volver a mi corazón en vez de dejar todas las decisiones
a mi lado racional.
Fuente; El diccionario de las enfermedades