El Universo es el Espejo de la Gente.
Dicen los viejos maestros: Todas las personas que nos encontramos
en la vida tienen algo que enseñarnos lo
hemos escuchado en muchas ocasiones.
Las personas con quienes coincidimos, con quienes nos vinculamos,
a las que amamos, aquellas a las que nos acercamos y que se nos aproximan o se
nos alejan, tienen la virtud de devolvernos, en mayor o menor medida, aquello
que nosotros proyectamos de nuestra propia vida interior.
Todo es cuestión de percepción.
Lo que vivimos no refleja “la realidad” sino aquello que somos y
sentimos, lo que nos sucede dentro. Y la vida nos retorna, a modo de enseñanza,
eso que emitimos hacia fuera, seamos o no conscientes, aunque resulta más
sencillo lamentarse sobre cómo nos trata la vida. De este modo, la manera como
los demás se relacionan con nosotros es
el reflejo de nuestro propio espejo.
Y así, somos espejo y reflejo, de nosotros y de los demás.
No es sencillo darse cuenta de esto.
Por eso, es siempre alentador y reflexivo mirar hacia las culturas ancestrales,
en las que la sabiduría se desarrollaba desde el conocimiento interior.
Cuenta una leyenda de los indios nativos americanos que a los indios se les
enseñaba que al nacer cada persona está dotada (por lo menos) con uno de los
Cuatro Grandes Poderes: Sabiduría, Inocencia, Iluminación o Introspección.
El propósito de la existencia espiritual del
ser humano era obtener los Dones restantes y llegar a ser una persona completa.
Las
primeras enseñanzas místicas dadas a los niños indios se referían a la
percepción y a la ilusión. Un maestro y un grupo de jóvenes indios iban a orar
y a sentarse en círculo.
Los indios americanos descubrieron
la universalidad del círculo debido a su estrecha relación con las fuerzas de
la naturaleza.
El símbolo del círculo les
proporcionó un entendimiento holístico de su entorno físico y un sentido de
inmortalidad.
Para el indio americano, todo lo
que hace el poder del mundo es hecho en un círculo.
Alce Negro, un Hombre Sagrado de los Siux de Oglala
explica:
"El Cielo es redondo y he oído que la Tierra es redonda, como una pelota al igual que todas las estrellas. El viento, en su mayor magnitud da vueltas. Las aves hacen sus nidos en forma de círculos, para ellas es la misma religión que la nuestra. El Sol aparece y desaparece también en círculo, la Luna hace lo mismo y ambos son redondos. Incluso las estaciones forman un gran círculo conforme cambian y siempre regresan nuevamente al sitio en el que estaban. La vida del hombre es un círculo desde su infancia a otra y así es, en todas partes donde se mueve la energía.
"El Cielo es redondo y he oído que la Tierra es redonda, como una pelota al igual que todas las estrellas. El viento, en su mayor magnitud da vueltas. Las aves hacen sus nidos en forma de círculos, para ellas es la misma religión que la nuestra. El Sol aparece y desaparece también en círculo, la Luna hace lo mismo y ambos son redondos. Incluso las estaciones forman un gran círculo conforme cambian y siempre regresan nuevamente al sitio en el que estaban. La vida del hombre es un círculo desde su infancia a otra y así es, en todas partes donde se mueve la energía.
Nuestros tipis eran redondos y éstos, siempre se
colocaban en círculo, el aro de la nación, un nido de muchos nidos, donde el
Gran Espíritu se propusiera formar a nuestros niños.
En
varios sentidos, la Rueda de la Medicina puede entenderse mejor
si la concibes como un espejo en el que todo se refleja.
“El
Universo es el Espejo del Pueblo”, nos decían los viejos Maestros, “y cada persona es un
Espejo para todas las demás personas”.